Señores, ya va siendo hora de levantar nuestros acomodados culos del sofá y empezar a recordarle a nuestros políticos, que están al servicio del pueblo. Basta ya de quedarnos mirando como la vida pasa, protestando en petit comité sobre esto o aquello. Es el momento de tomar como ejemplo a las generaciones de jóvenes europeos y salir a la calle a pelear por lo que es justo.
Sin entrar en las absurdas riñas prepúberes entre partidos políticos, que dada la situación actual, me parece una absoluta obscenidad, hemos dejado que tanto unos como otros se hagan dueños y señores de su escaño y a dedo vayan reorganizando las estructuras de poder. Nos recordaba Ska-P en una de sus canciones que la Democracia significa que el pueblo ha de gobernar; nuestros políticos se han abonado a que una vez cada cuatro años nos desatan las manos, nos dan un papelito con decenas de nombres del que apenas conocemos dos o tres y nos invitan a introducirlo en la urna de los deseos tras meses y meses de conciertos de cantos de sirena. Y después de toda la parafernalia, de vestirnos de domingo, de ir a la residencia a recoger a la abuela y ponerle el sobrecito en la mano como quien no quiere la cosa, llegamos al colegio electoral, nos identificamos, tiramos la papeleta al fondo y nos volvemos a casa orgullosos de nuestra contribución a la Democracia. Después del gran momento, llamamos a la familia para controlar que ellos también han ejercido su derecho al voto, ponemos unas palomitas en el microondas, una cervecita bien fria y nos sentamos frente al televisor a ver como van las encuestas a pie de calle, los primeros recuentos y las cifras oficiales. Esperando a que ganen los nuestros y pierdan nuestros enemigos, porque en España señores, disfrutamos más con las derrotas ajenas que con las propias victorias.
- Qué se jodan los fachas!
- Se les acabó el chollo a los progres y a los perroflautas!
- :O ( Votante de IU, a la espera, como siempre...)
- y el resto de partidos políticos que desgraciadamente es como si no existieran hasta que al gobierno le pican las pelotas y busca quien se las rasque a cambio de una carreterita, una propinilla o un puesto de trabajo para la amiga de la hermana de la prima que está en el paro y lo está pasando muy mal...
Pues eso, que vamos, votamos y colorín colorado, ya somos demócratas y parte activa en la sociedad. Si te suben los impuestos, la luz, recortan tus derechos sociales, privatizan empresas públicas, reducen las subvenciones para investigación, sufrimos la mayor fuga de cerebros de toda Europa, cambian leyes, nos da igual. Pero no debería ser así. Porque un papel en una urna cada cuatro años no da derecho a hacer y deshacer al antojo.
No. No les da derecho a cambiar leyes sin consultar al pueblo, bien montado el hecho de que nuestro voto les de plenos poderes.
No. No les da derecho a poner a incompetentes sin formación en algunos casos y sin experiencia en la mayoría al frente de un ministerio por capricho, léase Leire Pajín, Magdalena Álvarez, González-Sinde, Pilar del Castillo, Eduardo Zaplana, Ángel Acebes, Álvarez Cascos o el propio Mariano Rajoy, más conocido como "el hombre de los hilillos de plastilina", entre otros muchos.
No, No les da derecho a tomarnos el pelo haciendo unas normas para ellos y otras para el resto de los mortales. Mientras tú o yo tenemos que, de momento cotizar al menos 37.5 años y trabajar hasta los 67, los diputados españoles sólo necesitan cotizar 11 años para cobrar la pensión máxima, 2466 euros al mes en 14 pagas. El 75% del sueldo de nuestros políticos está libre de impuestos, tienen la posibilidad de disfrutar la mismo tiempo de deos o tres pensiones por distintos trabajos o cargos que hayan ocupado, los ex-presidentes de gobierno cobran el 80% de su sueldo durante dos años como indemnización...
Independientemente de que sea izquierda, derecha o centro, este tipo de normativa choca frontalmente con el principio democrático de que todos somos iguales. Pues no, no somos iguales ni lo seremos nunca. Somos juguetes de un sistema que hace al rico cada vez más rico y al pobre cada vez más iluso e ignorante. Nos han adormecido con la heroína del consumismo y nos mantienen en una constante ensoñación de coches, móviles, zapatillas de marca, consolas, ropa... así no pensamos, nos callamos y les dejamos hacer y deshacer a su antojo con los ojos nublados por el ansia del me lo compro.
Al final, lo único que nos queda en esta vida es nuestra dignidad y la pasividad nos hace frágiles. Los valores morales que ahora ya no se enseñan en casa por falta de tiempo ( hay que trabajar mucho porque hay mucho que pagar) se cuelan en nuestras casas por el circo mediático que es la televisión y los medios de desinformación. Nadie contrasta nada. Llega. Se digiere. Se expulsa. Y vuelta a empezar. Somos un pueblo dormido, cansado, con las manos puestas en los oídos y el culo en el asiento. Somos los que sólo somos uno cuando gana la selección de fútbol, somos los que vemos pasar las injusticias ante nuestros ojos y seguimos caminando, somos la república bananera del coño de la Bernarda. Porque cuando los proletarios se creyeron clase media el gigante lo vio claro...
Así que está en nuestras manos seguir siendo meros espectadores del espectáculo circense en que se está convirtiendo España, o subirnos las mangas y atarnos las botas y empezar a poner las cosas en su sitio. Porque somos lo que hacemos, sobre todo, lo que hacemos para cambiar lo que somos.
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